jueves, 5 de julio de 2012


     Desde Or de Ciocco Blog hemos pensado hablar en esta ocasión de una de las enfermedades más frecuente a nivel reproductivo en perras: la piometra. No suele ser una patología muy grave si se coge a tiempo. Lo más importante es saber identificarla correctamente desde casa.

     Algunos de nosotros hemos podido ver esta enfermedad en la clínica y sé que hay criadores españoles que la han padecido y , como es el caso de Bruna (Paradis Chocolate de Schoelcher), del criadero de Bluemar, que murió por esta enfermedad.

Paradis Chocolate de Schoelcher

     La piometra canina es una enfermedad que afecta a una cuarta parte de las hembras no castradas menores de 10 años. Se define como el acúmulo de material purulento (pus) en el interior del útero. Suele ocurrir generalmente durante o inmediatamente después del diestro. Puede ser de dos tipos: abierto (en cuyo caso  se produce la salida de secreción purulenta por la bulba) o cerrado, que es la piometra más grave de todas y requiere intervención quirúrgica inmediata.

     Suele ocurrir en hembras de entre 4 y 7 años de edad, aunque también hay casos reportados de piometras en hembras prepuberes. También se han descrito piometras en hembras jóvenes tras el empleo de una terapia con progestágenos y estrógenos. Pr otro lado existen razas que están predispuestas a padecer piometras como son el caso de el San Bernardo, el Chow Chow, el Golden Retriever o la mayoría de los Terrier. El shar-pei no es una raza predispuesta ni tampoco una de las que tiene menos posibilidades de sufrirla.

Los chow chow tienen predisposición a padecer piometras. En esta imagen  White Jewel de Los Perros de Vigo.

     En el diestro hay una elevada concentración de progesterona. Esta hormona produce un aumento de la secreción de las glándula uterinas, la disminución de las contracciones uterinas y el cierre del cuello del útero. Esto en los primeros celos no tiene por qué producir piometra, sin embargo tras varios ciclos estrales se va produciendo el acúmulo progresivo de líquido uterino que sirve de alimento para distintos microorganismos como Escherichi coli  que colonizan el útero producen la enfermedad. Por este motivo es más frecuente en hembras de mediana avanzada edad.

     Las hembras con piometra presentan distinta sintomatología según la situación del cuello del útero:
 
     - Piometra abierta:
        El principal signo es la descarga vaginal de líquido maloliente y sanguinolento o purulento. Es la menos grave de las piometras. Otros signos menos frecuentes son depresión, anorexia, poliuria, polidipsia, vómitos o diarreas.

     - Piometras cerradas:
        Las hembras afectadas se encuentran gravemente enfermas y presentan signos muy marcados de letargia, anorexia y una importante distensión abdominal. El vómito es uno de los signos más frecuentes.

     Esta enfermedad se diagnostica, además de por los signos clínicos, mediantes analítica sanguínea (que en la gran mayoría de los casos revelará un aumento de leucocitos, indicativo de una infección) en la que también se valorará el patrón bioquímico, y fundamentalmente por pruebas de diagnóstico por imagen como la radiografía o la ecografía (en la que se puede observar un aumento del tamaño del útero con líquido en su interior).

Imagen de una piometra (útero infectado con pus en su interior).

     En la actualidad existen dos tratamientos diferentes. El más empleado en la actualidad es la ovarihisterectomía, es decir, la castración quirúrgica de la hembra. Esta técnica presenta como ventaja la seguridad de que no volverá a producirse la patología (siempre que la cirugía se halla realizado de forma adecuada). Sin embargo el riesgo reside en el estado de la hembra, ya que no se encuentra en las condiciones adecuadas para soportar de forma idónea na cirugía,  no se puede estabilizar correctamente ya que empeorará con el paso del tiempo (especialmente en los casos más graves). Por descontado queda que la hembra pierde su capacidad reproductiva.

     Por otro lado se encuentra el tratamiento médico, cada vez con mayor demanda, que permite el mantenimiento de la capacidad de criar con la hembra en el futuro. Se emplea en hembras que tienen un alto valor genético y reproductivo. Sin embargo este tratamiento no eita que la perra vuelva a sufrir la enfermedad, cosa que se da con relativa frecuencia. Los fármacos empleados son antibióticos durante una semana como mínimo, y además el uso, o una combinación, de antagonistas de progesterona (para evitar los efectos de esta hormona, explicados con anterioridad), prostaglandinas (para aumentar las contracciones del útero y favorecer la expulsión del líquido) y agonistas de la dopamina (que permite la reducción rápida de los niveles de progesterona).

     Ante esta situación se recomienda acudir a un veterinario cualificado, mejor si está especializado en reproducción, para que nos aconseje y nos guíe a la hora de escoger el tratamiento. Es posible  criar con la perra una vez se haya recuperado de la enfermedad. No obstante desconozco los niveles de fertilidad tras el tratamiento. Se publicó el caso de una shar-pei con piometra en Mallorca a la que se le aplicó tratamiento médico en vez de quirúrgico y en la siguiente gestación tuvo una camada numerosa.


http://perrosdebigo.com/

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